EL FRUTO

EL FRUTO

Después de la fecundación, a la vez que el rudimento seminal se convierte en semilla, comienza la transformación de las paredes del ovario para formar el fruto. Se puede considerar al fruto como el órgano que contiene a la semilla hasta el final de su maduración. El fruto no sólo protege sino que también ayuda a la dispersión de la semilla, bien de forma activa o pasiva. Algunas semillas no pueden germinar a no ser que hayan pasado antes por el tracto digestivo de un animal.

Frutos secos
El pericarpo es membranoso o coriáceo, poco desarrollado y poco hidratado. Hay tres tipos: 1. dehiscente procedente de un solo carpelo, como los frutos tipo legumbres; 2. dehiscente procedente de varios carpelos, como por ejemplo los frutos tipo cápsula de algunas plantas del género Hypericum; 3. indehiscente formando frutos compactos de tipo cariópside, como es el caso de la mayoría de las gramíneas.

Frutos secos
Frutos carnosos
El pericarpo presenta consistencia carnosa. En general el exocarpo y el endocarpo son monoestratificados (una sola capa de células) y el mesocarpo es parenquimático, muy hidratado y en general suculento.
Hay cuatro tipos:
 1. tipo baya, como la uva o el tomate, que posee un exocarpo cutinizado y un mesocarpo y endocarpo carnosos.
2. tipo drupa, como el melocotón, que presenta un endocarpo muy duro, de consistencia ósea y que se convierte en el hueso de la fruta que encierra a la semilla.
3. tipo pomo como la manzana, que es una variante del anterior en la que el endocarpo tiene aspecto cartilaginoso.
 4. tipo hesperidio, como los cítricos, con exocarpo colenquimático y con glándulas, mientras que el endocarpo está formado sacos jugosos.

Frutos carnosos




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